SOBRE VIDRIERAS GÓTICAS.
Vidrieras góticas
Historia y características de las vidrieras artísticas góticas.
La vidriera del Gótico supone la definitiva consolidación, desarrollo y expansión de este arte en toda Europa y, según muchos autores, el periodo de que mejor define la esencia del arte de la vidriera.
La vidriera se constituye en la principal forma de pintura monumental, transforma la arquitectura del momento y se convierte en el vehículo idóneo para expresar los conceptos de la mística y el simbolismo del Cristianismo de los siglos finales de la Edad Media.
Desarrollo de la vidriera gótica
La vidriera de los primeros años del Gótico no surge como una nueva forma de expresión artística sino que es ya un arte maduro y plenamente formado, fruto de varios siglos de experimentación y búsqueda. Posiblemente, su logro principal, a diferencia de la vidriera del Románico que hubo de adaptarse a los estrechos ventanales impuestos por la arquitectura, consiste en haber transformado las formas constructivas del momento y el concepto lumínico en el interior de los edificios religiosos.
La transición del Románico al Gótico y del Gótico al Renacimiento no se produjo de forma brusca e inmediata. Fue un proceso lento y paulatino, durante el cual las formas del Gótico fueron imponiéndose al estilo precedente o cediendo paso al estilo entrante. Teniendo en cuenta las importantes diferencias cronológicas existentes entre los distintos países en la adopción y abandono del nuevo vocabulario artístico, podemos datar los comienzos de la vidriera Gótica en la primera mitad del siglo XIII, y su final hacia finales del siglo XV y principios del XVI, produciéndose en ambos periodos de transición interesantes fusiones de estilos.
Vidriera y arquitectura
Las atractivas posibilidades lumínicas y simbólicas de la vidriera, junto con los avances técnicos en la arquitectura, como el desarrollo del sistema de contrafuertes, pináculos, bóvedas nervadas, etc., propiciaron una espectacular reducción del tamaño y grosor de los grandes muros de los edificios religiosos, facilitando la apertura de grandes ventanales en varias alturas del edificio, compartimentados mediante maineles y complejas tracerías. El edificio más importante en la evolución de la arquitectura gótica del siglo XIII, dentro del proceso de sustitución del muro por paramentos translúcidos fue, sin duda, la Sainte Chapelle de París.
Monumentos representativos de este primera fase evolutiva de la arquitectura gótica fueron las catedrales de Chartres, Le Mans, Tours, Sens, Poitiers, Troyes, Bourges, Estrasburgo y París (Notre Dame y Sainte Chapelle) en Francia, Canterbury, Lincoln y York en Inglaterra, León, Toledo y Burgos en España, etc.
Diversidad del estilo Gótico
Dentro de Europa se produjeron numerosas tipologías y escuelas vidrieras según las regiones o países. Como ha señalado Louis Grodecki, mientras que en el siglo XIII Francia tuvo la primacía de este medio, a partir de 1300 ésta pasó al ámbito germánico, siendo las innovaciones desarrolladas hacia mediados del siglo XIII en la Sainte Chapelle comparables a las que tuvieron lugar en la iglesias de Königsfelden y Klosterneuburg, durante el primer tercio del siglo XIV.
Lo que generalmente se conoce como vidriera gótica, no es sino un nombre general para definir las muy diversas manifestaciones de este arte en Europa entre los siglos XIII, XIV y XV, que abarcan, entre otros, estilos tan dispares como el "1200", "Flamígero" (a partir del segundo cuarto del siglo XIII) e "Internacional" (desde finales de siglo XIV). De hecho, las transformaciones técnicas y estilísticas sufridas por la vidriera en su transición del Románico al Gótico y del Gótico al Renacimiento, son sin duda comparables a las producidas entre los diferentes estilos góticos.
Difusión del estilo Gótico
La rápida difusión de todos estos estilos dentro de las fronteras del mundo Cristiano, fue debida, por un lado, a la naturaleza itinerante de los maestros vidrieros y sus talleres y, por otro lado, a la invención de la imprenta que, a partir del siglo XV, supuso la rápida difusión de imágenes en forma de grabados y estampas.
Fuentes documentales
La importancia del tratado de Theophilus como fuente principal para el estudio de la vidriera Románica, sigue siendo válida para el periodo Gótico. No obstante, otros tratados escritos en esta época, como "Il Libro dell'Arte" de Cennino D'Andrea Cennini, escrito entre 1390 y 1437, el "Arte delle vetrate" de Antonio da Pisa, de finales del siglo XIV, o el anónimo "Manuscrito de Bolonia", de finales del siglo XV, son también referencia esencial para el estudio de este periodo.
Los vidrieros
A partir del siglo XIII, y especialmente durante los siglos XIV, XV y XVI, el papel desempeñado por los vidrieros dentro del contexto general de las artes plásticas será cada vez más importante. Prueba de su mayor reconocimiento como verdaderos artistas del momento es el mayor número de vidrieros activos, obras firmadas y nuevos encargos, especialmente en Francia, Inglaterra y el ámbito germánico.
Los nombres de una gran parte de estos vidrieros y algunas de sus creaciones han llegado hasta nuestros días. Algunos de los mejor conocidos y documentados son: Thomas Glazier, John de Brampton, John Prudde, William Burgh, Thomas Glodbeater, Barnard Flower y John Thornton en Inglaterra, Valentin Bush, André Robin, Guillaume de Marcillat y Engrand le Prince en Francia, Peter Hemmel von Andlau, Michael Wolgemut y Veit Hirschvogel en Alemania, Arnoult van Nijmegen en los Países Bajos, etc.
Por lo que respecta al sur de Europa, la gran mayoría de los vidrieros activos en Portugal, España e Italia, procedía de alguno de los mencionados países.
Sistema gremial
Paralelamente, la mayor importancia y consideración artística y social alcanzada por los vidrieros les lleva a regular su trabajo, pasando a formar parte del Gremio que agrupaba a los maestros pintores de diversas especialidades, generalmente el de San Lucas. Esta forma inicial de asociacionismo con otros maestros pintores, que cobrará gran importancia a partir de mediados del siglo XIV y sobre todo entre los siglos XV y XVIII, impidió, sin embargo, que los vidrieros llegaran a constituirse como gremio independiente.
Donantes
A partir del siglo XIV, el papel de los donantes civiles, como la nueva burguesía, los ricos comerciantes, gremios, etc., cobrará cada vez mayor importancia, junto a la monarquía y el clero, en la persecución de la gloria divina mediante el encargo de nuevas vidrieras para iglesias y catedrales. Aparecerán representados físicamente en las vidrieras, entablando una comunicación cada vez más directa con los personajes bíblicos o, simbólicamente mediante heráldica o escudos de familia. Asimismo, aumentan los encargos de nuevas vidrieras para edificios no religiosos, públicos o particulares, desarrollándose nuevas tipologías de vidriera civil, como los medallones de pequeño formato, especialmente en el siglo XV.
Evolución hacia un arte pictórico
La tendencia hacia un arte cada vez más pictórico provocó una progresiva disociación de las funciones del vidriero artesano y el maestro pintor, que alcanzó su máxima expresión en el siglo XVI. Este hecho fue especialmente evidente en Italia, donde ya desde el siglo XIV, fueron pintores tan reconocidos como Duccio, Gaddi, Simone Martini, Ghirlandaio, Ghiberti, Uccello, Andrea del Castagno, Donatello, etc., quienes comenzaron a proporcionar cartones a los vidrieros. Esta dependencia de la pintura hizo que el arte de los vidrieros italianos no tan fuera apreciado y valorado por sus compatriotas pintores como lo fue en el Norte de Europa.
La tipología de los ventanales
La tipología de los ventanales góticos varía considerablemente en función del periodo y el país. Las ricas y variadas formas geométricas y decorativas creadas por los bastidores en forma de medallones, característicos del periodo Románico, serán sustituidas por sencillos bastidores horizontales a partir del siglo XIII. El mayor tamaño de los ventanales facilitaba, asimismo, su compartimentación mediante finos maineles y complicadas y bellas tracerías, cuya máxima expresión se plasmará en los grandiosos rosetones del Gótico. Estas tracerías de los ventanales góticos, ofrecieron a los vidrieros un interesante campo para desarrollar su inventiva y experimentar con formas decorativas, a menudo de carácter abstracto.
El vidrio
La evolución del tipo de vidrio utilizado discurrirá de forma paralela a la del gusto de cada época, los avances tecnológicos en la fabricación del vidrio y sobre todo a la evolución de la vidriera hacia un arte cada vez más pictórico. Si bien la técnica de fabricación siguió siendo el soplado a boca en forma de cibas o manchones, los vidrios de la primera mitad del siglo XIII eran, en general, más oscuros que los del periodo Románico, predominando las intensas tonalidades de rojos, azules, verdes y púrpuras, coloreados en su masa. De ahí que las vidrieras de este primer periodo gótico se conozcan a menudo como vidrieras de "pleno color". El gran preciosismo decorativo y maestría en el uso y combinación de estos pocos colores, como si de piedras preciosas se tratara, es una de las principales características de la vidriera de esta primera época.
A partir de la segunda mitad del siglo XIII, se produjo un aumento en la paleta de tonalidades, generalmente más luminosas, y los vidrios tendieron a ser más finos y de mayor tamaño. Uno de los motivos de esta tendencia hacia una mayor luminosidad era el permitir la mejor lectura de los nuevos refinamientos decorativos de la arquitectura y escultura flamígera. Asimismo, a partir del siglo XIV, el corte de los vidrios tendió a hacerse cada vez más complejo, obteniéndose formas difíciles que requerían gran maestría técnica.
Respecto a la calidad de los vidrios, es importante sin embargo destacar que los vidrios producidos durante los siglos XIII, XIV y XV en el centro y norte de Europa, son generalmente de composición mucho más inestable que los del Románico y Renacimiento, ya que utilizaban la potasa, en vez de la sosa, como fundente principal, y por lo tanto se encuentran hoy en día en peor estado de conservación.
Pintura
La delicadeza y complejidad de los tres tonos de grisallas descritos por Theophilus en el siglo XII dio paso, en el siglo XIII, a pinturas más lineales y menos elaboradas y, a partir de la segunda mitad del siglo, a una progresiva búsqueda de modelado. Si bien la vidriera del siglo XIII se convirtió en el vehículo idóneo para la representación de imágenes e historias, algunos autores han puesto de manifiesto la escasa legibilidad de las vidrieras del siglo XIII.
La gran revolución que supuso la introducción del uso del amarillo de plata a principios del siglo XIV y de las carnaciones y el grabado manual de los vidrios plaqué durante el siglo XV, originó un aumentó de las posibilidades técnicas, pictóricas y expresivas de los maestros vidrieros, transformando así el concepto de la vidriera. Esto supuso un incremento en el uso de vidrios incoloros que permitían el paso de más luz y facilitaban una lectura más clara de unas obras que, cada vez más, seguían los pasos de la evolución de las artes pictóricas y aspiraban a convertirse en auténticas pinturas translúcidas. En este sentido, los vidrieros, especialmente en Italia, tendieron a la progresiva introducción de perspectiva y paisajes y a la búsqueda de realismo y tridimensionalidad en la representación de las figuras. De esta forma, la vidriera gótica llegó a convertirse en la forma más importante de pintura monumental del momento, lo que inevitablemente supuso una reducción de la importancia y funciones decorativas de la red de plomo que, a partir del siglo XVI, pasó a desempeñar un papel meramente sustentante. La arquitectura gótica facilitó el desarrollo de los grandes ciclos iconográficos en las vidrieras. Los temas estaban generalmente inspirados en pasajes bíblicos o en fuentes apócrifas como los Evangelios del pseudo Mateo y Nicodemo, el Protoevangelio de Santiago o la Leyenda Dorada de Jacobo de la Voragine.
Tipologías de vidrieras
Durante la primera mitad del siglo XIII, el carácter didáctico de la vidriera medieval mantuvo el esquema de figuras de gran tamaño en los ventanales altos del edificio y medallones de reducido tamaño con representaciones figurativas en las vidrieras más bajas, donde las historias se leían de abajo a arriba y de derecha a izquierda.
Sin embargo, a partir del siglo XIV y durante gran parte del siglo XV, la tipología de una figura aislada por lanceta, cobijada por un nicho o baldaquino en forma de pináculo, se convirtió en una de las formulas compositivas más utilizadas, sustituyendo progresivamente a las llamadas "vidrieras mosaico", formadas por medallones figurados sobre fondos geométricos y amplias cenefas. Progresivamente, estos nichos fueron ganando realismo y credibilidad, al mismo tiempo que la búsqueda de una mayor verticalidad hizo que su altura y complejidad decorativa fueran en aumento, llegando a ocupar, en ocasiones, un espacio muy superior al de la propia figura. Asimismo, la importancia de las cenefas laterales de la vidriera románica, tras una primera fase de renovación en la que se introdujeron motivos heráldicos o nuevas formas vegetales y animales, fue perdiendo protagonismo, reduciendo su tamaño hasta desaparecer o transformarse, ya en el Renacimiento, en arquitecturas de enmarcamiento.
Vidrieras grisalla
La tipología de las "vidrieras grisallas", desarrollada por la Orden cisterciense en el siglo XII, continuó usándose durante el siglo XIII con gran éxito, sobrepasando rápidamente el ámbito de la orden, como es el caso de la vidriera de las "Cinco hermanas" en la Catedral de York y las de la Catedral de Salisbury, en Inglaterra o en las catedrales de Chartres, Bourges, Beauvais y Châlons, en Francia. A partir de 1260, y especialmente en Francia e Inglaterra, la tipología de las "vidrieras grisallas" evolucionó hacia formas mixtas, como la vidriera en bandas (Iglesia de Saint Urbain, Troyes), la alternancia de lancetas de grisallas y lancetas de pleno color (Iglesia de Saint Pierre, Chartres) y la superposición de escenas sobre fondos de grisallas (Iglesia de Sainte Radegonde, Poitiers).
Vidriera tapiz
Esta evolución de la "vidriera grisalla", debida a la búsqueda de nuevos modelos artísticos, mayor luminosidad y el excesivo precio de las vidrieras de "pleno color", no fue tan perceptible en los países germánicos, donde en el siglo XIV se desarrolló un tipo de vidriera decorativa muy colorista, que utilizaba principalmente motivos geométricos, vegetales o animales híbridos, conocida como "vidriera tapiz" (Iglesia de los Agustinos, Erfurt).
La vidriera Gótica en España
La mayor parte de las vidrieras realizadas en España durante los siglos XIII, XIV y XV fueron obra de artistas extranjeros. Si bien muchas de ellas permanecen en el anonimato, conocemos los nombres y la obra de un gran número de artistas: Guillem Letumgard, Nicholi de Maraya, Antoni Thomas, Antoni Llonye, Severí Desmasnes, Maestro Nicolae, Nicolás Francés, Enrique Alemán, Arnao de Flandes, Jacobo Dolfin, Luys Coutin, etc. Esta tendencia de importación de artistas y obras se continuó durante el siglo XVI, cuando los vidrieros procedentes de los Países bajos acapararon la mayoría de los encargos.
La evolución geográfica de su actividad está relacionada con el avance de la reconquista y la división territorial existente. Las regiones donde se han conservado vidrieras góticas son Castilla, Cataluña y Andalucía. A continuación describimos brevemente los conjuntos más destacados:
Catedral de León
La catedral de León es, sin duda, el edificio español con mayor número de vidrieras medievales conservadas, especialmente del siglo XIII. De los vidrieros que trabajaron en la catedral en el último tercio del siglo XIII, conocemos principalmente a Pedro Guillermo. En los siglos XIV y XV la producción disminuye considerablemente. Del siglo XV destaca la figura de Nicolás Francés (ca. 1400-1459).
Catedral de Burgos
De todas las vidrieras que en los siglos XIII, XIV y XV fueron realizadas en la Catedral de Burgos, tan sólo se ha conservado el gran rosetón del hastial sur del crucero, de autor anónimo y realizado probablemente a finales del siglo XIII o principios del XIV y, de la misma época, las cuatro rosetas ovales de la fachada principal, compuestas por vidrios medievales recuperados.
Iglesia Cartuja de Miraflores, Burgos
Conserva un impresionante y homogéneo conjunto de vidrieras flamencas de finales del siglo XV y de excepcional calidad artística. Fueron realizadas por el Maestro Nicolae hacia 1484. En una de ellas se encuentra la firma del autor. Presentan graves problemas de pérdida de pinturas.
Iglesia de Santa María, Grijalba (Burgos)
Esta pequeña iglesia de la localidad de Grijalba, en Burgos, conserva en el ábside central tres vidrieras de excelente factura, realizadas por un maestro anónimo durante la segunda mitad del siglo XV. Se encuentran sin embargo bastante alteradas por sucesivas intervenciones.
Catedral de Toledo
A pesar de las graves pérdidas sufridas durante la Guerra Civil, la Catedral de Toledo es uno de los edificios castellanos que más vidrieras medievales ha conservado. Hay alguna vidriera anónima de principios del siglo XIV y una excelente colección de vidrieras del siglo XV, realizadas por Jacobo Dolfin y Luys Coutin (1418-1428), Enrique Alemán (1484-1492) y Pedro Bonifacio y Pedro el Francés (ca. 1492-1495).
Catedral de Ávila
La vidriera central del Altar mayor, en lamentable estado de conservación, parece ser de finales del siglo XIV. Sin embargo, el gran conjunto de vidrieras medievales de la Catedral de Avila fue realizado hacia 1497 por Arnao de Flandes, Juan de Valdivieso y Diego de Santillana, artistas procedentes de Burgos y considerados como los principales exponentes de la llamada vidriera hispano-flamenca.
Monasterio de Santes Creus (Tarragona)
Aparte del excepcional conjunto de vidrieras cistercienses de principios del XIII, descritas en el artículo dedicado a la Vidriera del Románico, el Monasterio de Santes Creus conserva en su fachada Oeste la llamada vidriera Real, de autor anónimo y realizada hacia 1300. Esta obra monumental, cuya ordenación iconográfica ha sufrido ciertas alteraciones con el paso de los siglos, destaca por su gran colorido y carácter figurativo,
Monasterio de Pedralbes (Barcelona)
En este monasterio de clausura encontramos un conjunto de vidrieras realizadas por un maestro anónimo hacia 1328-1340. Destaca la homogeneidad del conjunto, su buen estado de conservación general y la presencia de redes de plomo del siglo XIV. El rosetón central, muy alterado por sucesivas intervenciones, está formado por una interesante mezcla de vidrios de diferentes periodos, si bien mantiene su composición original.
Catedral de Barcelona
Las vidrieras medievales de la Catedral de Barcelona se localizan en el Presbiterio. Las más antiguas fueron realizadas por un maestro anónimo hacia 1334-1350. También en el Presbiterio se encuentran otras realizadas por Nicholi de Maraya hacia 1405-1407, magníficos exponentes del Gótico Internacional. Por último, cabe destacar, en la fachada principal, la vidriera del Noli me tangere, realizada por Gil Fontanet hacia 1495, la cual presenta algunas adiciones renacentistas, probablemente a cargo de su hijo, Jaume Fontanet, en 1528.
Catedral de Girona
La Catedral de Girona constituye un auténtico museo de la vidriera medieval catalana. En el Presbiterio se conservan las realizadas por el Maestro del Presbiterio hacia 1340-1350 y en la girola la serie de vidrieras de Guillem Letumgard (ca. 1357-1358). Asimismo, en la cara sur del edificio se localiza la monumental vidriera de Antoni Thomas, de hacia 1437.
Catedral de Tarragona
Guillem Letumgard trabajó asimismo en la Catedral de Tarragona, donde en 1359 realizó la vidriera de La Anunciación en la Capilla de los Sastres, de la cual se conservan tan solo algunos fragmentos. El resto de la obra, de magnífica factura, es de hacia 1400 y pertenece a un artista desconocido, el mismo que realizó también los dos grandes rosetones conservados en el Crucero.
Iglesia de Santa María, Cervera (Lleida)
Esta iglesia conserva algunas vidrieras realizadas hacia 1400-1425, las cuales están siendo actualmente estudiadas. No obstante, se sabe que Nicholi de Maraya estuvo trabajando en Cervera por esas fechas.
Iglesia de Santa María del Mar (Barcelona)
Las vidrieras más antiguas conservadas en la Iglesia de Santa María del Mar en Barcelona pertenecen al siglo XV.Destaca especialmente el grandioso rosetón de la fachada principal, realizado por Antoni Llonye hacia 1460. De excepcional calidad técnica y pictórica es también la vidriera del Juicio Final en la nave sur, de Severí Desmasnes (ca. 1494).
Catedral de Sevilla
La Catedral de Sevilla es el único monumento andaluz donde se han conservado vidrieras medievales. Se trata de un conjunto de 18 vidrieras monumentales, situadas en la nave central y laterales, entre la fachada principal y el crucero, realizadas entre 1478 y 1483 por Enrique Alemán. La magnífica obra de este maestro alemán en Sevilla, y poco más tarde en Toledo, es sin duda una de las principales cumbres de la vidriera española de todos los tiempos.
(Autor del texto del artículo/colaborador de ARTEGUIAS: Mario Agudo)